Todas las personas viven crisis, es muy probable que no quisiéramos vivirlas puesto que afectan nuestra “normalidad”, llevándonos a una postura de incomodidad, incertidumbre, inestabilidad y falta de control sobre la situación negativa que afecta el transcurso esperado y deseado de nuestra vida. En el caso de los adolescentes, trasciende de un suceso puntual que origina la crisis a ser toda una etapa de crisis, debido a todos los cambios que se generan en la transición de la niñez a la adultez a nivel físico, social, emocional y cognitivo. El apoyo de los padres en este proceso es de vital importancia, por eso a continuación se presentan recomendaciones para llevar a cabo este acompañamiento a los adolescentes.
Uno de los cambios más visibles en los adolescentes es en su cuerpo, este se inicia un proceso de transformación total, el cual exige al adolescente desprenderse de la figura infantil que tenía de sí, y tener que comenzar de cero a conocer, comprender y aceptar su nuevo cuerpo. Un cuerpo que tiene nuevos límites y necesidades que deben ser atendidas. Esto representa para el adolescente la construcción de una nueva percepción sobre sí mismo. Le exige aprender a reconocer a una nueva persona, cambio que no es nada fácil para ellos.
Por esto, es crucial el acompañamiento de los padres, puesto que son las personas que pueden dar un parte de tranquilidad a sus hijos frente a los cambios, son quienes orientan en nuevas pautas de higiene y autocuidado. Además, cuentan con la experiencia para atender las preocupaciones e inquietudes sobre los cambios del cuerpo. Para ello, es necesario hablar sinceramente y con claridad sobre las partes del cuerpo, darle el nombre que se merecen y la responsabilidad que exigen. Permitiendo así, que el joven comprenda que estos cambios a nivel físico son positivos, sanos y naturales.
A nivel emocional, social y cognitivo el adolescente busca nuevos referentes en los cuales depositar sus opiniones, gustos e ideas.
Es por esto, que en la adolescencia toman gran relevancia los pares; siendo la base de las relaciones sociales de ellos, representando aquellas personas en las cuales buscan el reconocimiento y la satisfacción de necesidades emocionales y afectivas por fuera de la familia. Además, son una fuente de información que alimenta su nueva percepción del mundo y de sí mismos. Al iniciar esta búsqueda, se generan conflictos con los integrantes de la familia y especialmente con los padres; porque el adolescente busca y quiere lograr su independencia de su familia, pero sin perder los lazos afectivos que ha tenido desde su niñez.
Esta ruptura no es fácil ni para el adolescente ni para los padres, porque determina un nuevo espacio/lugar del hijo o hija en la familia. Para ayudarles en esta etapa es importante conocer su grupo de amistades y las características que los une; se recomienda acompañar las actividades de los adolescentes, eso sí, respetando su espacio.
No se trata de replicar o querer hacer las actividades que el grupo de adolescentes realiza, tampoco pretender ser uno más del grupo, definitivamente no. Es tener claridad en su rol como padre y su postura como adulto, junto a las diferencias generacionales en gustos, ideas, opiniones y actividades con relación al grupo de adolescentes que integra su hijo o hija. Lo anterior es relevante, para no criticar, disminuir o invalidar las opiniones, gustos o actividades que realice el grupo de adolescentes. El objetivo del padre frente a ellos es presentarse como un adulto que está dispuesto a escucharlos y apoyarlos, eso sí, dejando claro los límites con relación a horarios y actividades a realizar, no hay que olvidar nunca que un adolescente requiere y necesita limites en este momento de crisis.
Es posible que no sea fácil para el padre de familia el desprendimiento que genera la adolescencia, no se trata de darles vía libre ni tampoco de cohibirles o sobreprotegerlos de las experiencias que puedan vivir por fuera, por eso es vital el equilibrio por parte de los padres en este proceso de acompañamiento y direccionamiento. Procurar no ser padres permisivos que aceptan todo o buscan ser sus “amigos”, lo que puede ser visto por el adolescente como despreocupación e indiferencia. Y por otro lado no ser autoritarios, padres que imponen sus decisiones y el camino que deben transitar los adolescentes, no permitiéndoles expresarse.
¿Cómo lograrlo?
Para lograr esta escucha, apoyo y claridad en los límites, es importante que los padres construyan una comunicación horizontal con sus hijos. Donde se escuchen mutuamente y se permitan conocer sus temores y necesidades, para así, lograr atender las dificultades que presente el adolescente a nivel personal, social y familiar.
En estos espacios de acercamiento y comunicación, a nivel individual con el adolescente es muy importante aprender a leer la disposición del mismo para conversar; siempre hacer preguntas y no afirmar situaciones, no suponer y saber que no siempre hay que hablar, el silencio y la compañía son un gran aporte en momentos de crisis.
Es importante, darle a conocer al adolescente que como padres están ahí para él o ella; respetando el momento y la decisión de permitirse hablar de sus dificultades. A nivel familiar, es importante que estos espacios de comunicación sean preparados y organizados no dejar las cosas al azar; se recomienda destinar una hora en la que todos los miembros de la familia puedan estar y atender el espacio familiar. Se sugiere que el lugar elegido sea agradable, confortable y seguro, especialmente para el adolescente.
Por otra parte, procurar disminuir al máximo los distractores externos como celulares, televisores, visitas externas. Y para el desarrollo del espacio, se recomienda no realizar juicios o buscar culpables; especialmente de parte de los padres atribuirle la culpa de los sucesos al adolescente, es una acción que no ayuda, sino que destruye. En lo posible que cada integrante de la familia pueda reconocer su participación al conflicto, pero así mismo pueda aportar a una solución. En caso de no lograr las recomendaciones presentadas, se recomienda apoyarse de un profesional externo.
Es importante que los padres vivan las crisis con ellos y los acompañen en este proceso, pero permitiéndoles construir independencia; es decir que el adolescente transite su camino, conozca sus gustos, tome decisiones y asuma repercusiones. Acciones necesarias para su desarrollo personal y salud mental y emocional; por eso los padres deben construir una comunicación clara fundamentada en la confianza, ser modelos a seguir en conducta, valores, relaciones personales, toma de decisiones y en el asumir consecuencias de las mismas.
Para finalizar…
Se reitera que las crisis no son fáciles ni gratas, especialmente las crisis que generan la etapa de la adolescencia. Pero, si el adolescente cuenta con el apoyo de sus padres representado en acciones de escucha, comprensión, orientación, confianza, ejemplo y construcción de independencia; es posible transitar a través de esta etapa de una forma equilibrada permitiendo así relaciones enmarcadas en el respeto y tolerancia; donde se evidencie una salud emocional en las relaciones a nivel individual y grupal.
Arley Rojas Franco
Psicólogo Secundaria
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