Mucho antes de iniciar los procesos escolares, los niños y niñas empiezan a desarrollar habilidades y conocimientos que sirven de base sobre la cual continúan construyendo sentido y significado de sus entornos y conceptos, cada vez más elaborados y avanzados conforme pasan los años y van creciendo.
Estos conocimientos se convierten entonces en condiciones previas necesarias para desarrollar exitosamente otros procesos de mayor complejidad como la enseñanza y aprendizaje del lenguaje escrito. Aunque es una herramienta lingüística de uso cotidiano y de gran utilidad en contextos naturales, requiere de una instrucción especial al ser un código con ciertas combinaciones y normas que se deben aprender.
Parte de estas habilidades previas se desarrollan a través de los sentidos, ya que el cerebro en las etapas iniciales aprende el significado de las cosas a través de lo que se puede ver, escuchar, tocar o con lo que puede interactuar, razón por la que cobra una valiosa importancia la exposición que empiezan a tener los niños a actividades o situaciones relacionadas con leer y escribir a partir del juego y actividades de la vida diaria tanto propias como de sus padres o familiares.
De aquí surgen nociones importantes como la identificación de símbolos, letras o números; la construcción de hipótesis respecto al uso de elementos como libros, periódicos, revistas y también aspectos relevantes como la direccionalidad en que se leen o se escriben palabras.
Además de estas nociones iniciales, es fundamental que se desarrollen fuertes bases cognitivas y motrices que son claves en el proceso de enfrentarse a los nuevos retos que implican directamente el aprendizaje de leer y escribir, como lo son:
Habilidades de expresión oral del lenguaje
El lenguaje oral se desarrolla en etapas iniciales y es una herramienta esencial en el aprendizaje de los niños, los procesos de regulación, la construcción del significado, la interacción con el mundo que les rodea y la expresión de pensamientos, ideas y necesidades. Es por esta razón que las habilidades comunicativas orales preceden a las de lenguaje escrito y son la base para que el aprendizaje se desenvuelva de manera adecuada.
Habilidades de motricidad gruesa y fina
Estas habilidades relacionadas con el conocimiento y dominio del propio cuerpo son fundamentales pues incluyen la lateralidad, orientación en el espacio, habilidades posturales que les permiten iniciar, permanecer y finalizar la actividad de manera adecuada favoreciendo también sus periodos de atención. La motricidad fina es aquella que le permitirá realizar trazos con un adecuado agarre de pinza de los elementos como el lápiz, sin generar una mayor fatiga que interfiera con la producción escrita.
Habilidades de conciencia fonológica
Estas habilidades involucran directamente el desarrollo de la expresión oral, habilidades cognitivas y sensoriales como la percepción auditiva y visual.
A partir de la conciencia fonológica, los niños logran establecer relaciones entre un sonido y su letra correspondiente, identificar sonidos en diferentes posiciones dentro de una palabra y reconocer la composición completa y correcta a partir de una secuencia de letras que construyen una palabra con significado. Partiendo de esta base pueden continuar hacia la construcción de estructuras más avanzadas como la oración, los párrafos y aspectos gramaticales de la lengua.
Teniendo en cuenta lo anterior, es muy importante conocer el momento de desarrollo de estas habilidades en los niños pues es lo que nos permitirá identificar de manera oportuna las necesidades de apoyo que se puedan estar presentando.
Algunos de estos casos requieren un abordaje desde especialidades como fonoaudiología, terapia ocupacional o fisioterapia con el fin de promover el adecuado desarrollo y potenciar significativamente estas habilidades clave para que los niños logren dar respuesta a los retos de su proceso de aprendizaje, fortalezcan la confianza que tienen en sus propias capacidades y se desenvuelvan de manera más autónoma. De esta manera estamos impulsando todos sus procesos de desarrollo integral.
Paula Peña J.
Fonoaudióloga
Primaria y Secundaria
