Salud mental en tiempos de crisis

En momentos como estos por los que estamos atravesando, es muy probable que en lo ÚNICO en que TODOS estemos de acuerdo es en que NO HA SIDO FÁCIL, y que los sentimientos más recurrentes sean de tristeza, temor, angustia, dolor, impotencia, frustración, rabia, desesperanza…

Cuando no sabemos o no podemos gestionar y canalizar estos sentimientos liberándolos de forma correcta, generamos taponamientos emocionales que terminan afectando nuestra salud física y mental, produciendo tensión y estrés que se desencadenan en estados, crisis o trastornos de depresión, ansiedad, pánico, etc.

 

Estas crisis han afectado a la población en general, pero cada población, de acuerdo a su edad o proceso de desarrollo, lo ha significado de manera diferente, debido a las herramientas, nivel de madurez, conciencia, autonomía y responsabilidad con los que cuenta. Los niños y adolescentes por su parte, han vivido estas crisis de maneras distintas de los adultos, pues han sido observadores de los acontecimientos sin la posibilidad (propio de su edad) de generar algún tipo de cambios o aportes que consideren significativos en el hogar, sociedad, economía, etc; ocasionando estrés angustia, culpa, desesperanza, temores, desmotivación, bajo rendimiento académico, adicciones, enfermedades psicosomáticas, alteraciones del sueño, del apetito y de los hábitos,  entre otros; cifras que cada vez crecen más y más.

¿Qué hacer entonces para evitar que crezcan estas cifras y tengamos a futuro adolescentes y adultos con secuelas en su salud mental?

Teniendo en cuenta que los cuidadores, tutores o padres son o deberían ser los principales modelos o figuras a imitar, es importante revisar lo que a continuación se sugiere no sólo para los niños y adolescentes sino para las familias en general.

 

 

Cuida tu mente:

  • Tóma descansos y deja de mirar, leer o escuchar las noticias. Esto incluye redes sociales. Está bien estar informado, pero sé selectivo en lo que lees o escuchas, recuerda que los excesos son nocivos.
  • Separa espacios para leer o escuchar aquellas cosas que puedan infundirle paz, esperanza, confianza y estrategias de mejora, empezando por ti y los miembros de tu hogar.
  • Haz el ejercicio de recordar frases que puedan alentarte y que pueda usar para otros que acudan a ti buscando refugio o consuelo, empezando por los de tu hogar. “Recuerda que no podemos dar de lo que no tenemos”

Cuida tu cuerpo:

  • Haz respiraciones profundas, ejercicios de estiramiento, acompañados de tiempos de oración y meditación
  • Trata de comer alimentos saludables y comidas bien balanceadas.
  • Haz ejercicio regular e involucre a los miembros de la familia de acuerdo con sus posibilidades y edades.
  • Duerme bien, procura que sean 7 u 8 horas así asegurará que su mente y su cuerpo se reponga y funcione mejor.
  • Evita el consumo excesivo de alcohol, tabaco y el uso de sustancias que puedan alterar tu estado de salud físico y mental y puedan convertirse en válvulas de escape nocivas.
  • Evita el consumo desmesurado de comida “chatarra” y azúcar en las diferentes presentaciones que afecte su salud a mediano y largo plazo.
  • Sigue tomando las medidas preventivas de rutina según las recomendaciones médicas.
  • En lo posible, ten exposición al sol entre 10 y 20 minutos en la mañana, esto te ayudará a recargar energía y nutrir tu cuerpo, además de aumentar las defensas.
  • Evita estar en el computador después de terminada tu jornada laboral, tómete un tiempo para pausas activas y poder cambiar de rutina.
  • Haz un tiempo para relajarte. Trata de hacer otras actividades que disfrutes.

 

Cuida tus relaciones:

  • Comunícate con otras personas. Habla con personas de confianza acerca de tus inquietudes y de cómo te sientes. O si consideras necesario consulta un especialista.
  • Conéctate con tus organizaciones comunitarias y de fe mientras te sea posible.
  • Trata de mantener la conexión con tus seres queridos en línea, a través de redes sociales o por teléfono.

Cuida tu familia:

  • Saca tiempo para hablar de lo que se sientes con tu y pareja o demás miembros de tu familia.
  • Aprovecha la proximidad en el hogar para conocerse un poco más y educarse mejor.
  • Juega y comparte escenarios con los miembros de la familia, haciendo uso de las alternativas que ya hay y de la creatividad.
  • Ten espacios de oración y reflexión que promuevan la empatía, la paz y la solidaridad y el amor fraternal.

 

“Recuerda que cada crisis es una oportunidad para evaluarnos,  fortalecernos, crecer y ser mejores personas; es la maravillosa oportunidad para ser RESILIENTES”

Tatiana Muñoz Arbeláez
Psicóloga

 

No olvides seguirnos en redes sociales, encuéntranos en Instagram y Facebook. Encuentra más entradas de nuestros blogs aquí.

Otras noticias:

Utilizamos cookies propias y de terceros para garantizar el funcionamiento del sitio web y analizar su uso, puedes ver aquí las Política de Cookies. Si continúas navegando, estás aceptándola.